jueves, 13 de mayo de 2010

El Cortisol y el Estrés en el Jugador de Póker

Hay un gen en el cromosoma 10[1] llamado CYP17 que produce una enzima que permite al cuerpo transformar el colesterol en cortisol, testosterona y estradiol. En concreto, el cortisol es utilizado prácticamente en todos los sistemas del cuerpo. El cortisol interfiere en el sistema inmunitario, modifica la sensibilidad de los oídos, la nariz y los ojos, y altera diversas funciones corporales. Es una hormona que integra literalmente el cuerpo y la mente alterando la configuración del cerebro. Si tienes excesivo cortisol corriendo por tus venas, estas: estresado. Decir cortisol y estrés, es decir, básicamente lo mismo.

¿Quién da la orden de activar el cortisol? El cerebro está al mando, los genes no son la causa del estrés. El hipotálamo del cerebro envía una señal que le dice a la glándula pituitaria que libere una hormona que le dice a la glándula adrenal que elabore y segregue cortisol. El hipotálamo recibe las órdenes del cerebro que toma la información del mundo exterior. Cabe decir que, no somos un cuerpo activando hormonas, tampoco somos un cuerpo que gobierna un genoma accionando los receptores hormonales; tampoco somos un genoma que gobierna un cerebro activando genes que activan hormonas, somos los tres a la vez. Del mismo modo, los genes para estar activados necesitan de los sucesos externos, e incluso de nuestra propia conducta.

En el jugador de póker, su frecuencia cardiaca generalmente se incrementa en los momentos de juego de mayor estimulación o excitación, como agentes estresantes de corta duración que producen un aumento inmediato de epinefrina y norepinefrina, hormonas que hacen que el corazón lata mas de prisa o que se pierda el entusiasmo; estas hormonas preparan el cuerpo para “luchar o huir”, como consecuencia de las fases o estadios de ganancia/pérdida. Del mismo modo, no obstante que, el póker es un juego social de retroalimentación grupal, tiene un escenario excesivamente solitario, dónde a nadie le importa los altibajos propios de tu dinámica; esa condición, exige necesariamente una actitud de introspección, de ejercicio solitario en el que los cuestionamientos y retos, tales como: ¿Estoy satisfecho con lo que he aprendido?, ¿Estoy listo para aprender más?, ¿Soy mejor que mis oponentes?, ¿Qué habilidades domino?, ¿puedo jugar, ganar perdiendo?, representan significativos niveles de cortisol dentro y fuera de la dinámica del juego; lo cual exige de forma permanente al jugador de póker aprender a manejar el estrés puntual en el juego propiamente dicho, el cual no genera problemas de importancia, sino que por el contrario exacerba su capacidad de alerta, sigilo y ánimo cognitivo despierto. Y, el llamado estrés crónico, que si puede ser altamente destructivo, ha de ser evitado con una mente y cuerpo disciplinados trabajados por el ejercicio meditativo y físico, lo que implica adicionalmente, el aprendizaje diario en la redefinición del concepto fracaso y la habilidad para aceptar el éxito con humildad y templanza.

Finalmente, quiero referirme a alguien que se ha constituido en leyenda en el póker, se trata de Daniel Negreanu “Kid Póker”, y quien representa un ejemplo vivo por su comportamiento mental y físico en el juego y en su vida, y quien afirmara en una entrevista concedida a Póquer Red, en marzo de 2007: “Un buen jugador de póquer en primer lugar tiene disciplina, luego viene el talento y por último los conocimientos de juego”.

"¿Cómo puedes hacerte una carrera si te emborrachas en el trabajo? Luego que el manejo inadecuado del dinero y el alcohol afectarán de forma notable su vida y su juego, consigue orientar su vida de forma proactiva, sin alejarse del juego del póker, como un prólifico autor de artículos, autor de libros, referente para jóvenes jugadores quienes aprenden a tomar el juego como un deporte de exigencia y de ánimo equilibrado que se construye con trabajo arduo.

Nancy Velasco.



[1] Matt Ridley, “Genoma, la Autobiografía de una especie en 23 capítulos”. Estrés. Pg. 171. Edit. Taurus.

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