La Dopamina y la Serotonina en el jugador de Póker
En el brazo corto del cromosoma 11 se encuentra un gen llamado D4DR. Es la configuración de una proteína llamada receptor de la dopamina, que se activa en las células de ciertas partes del cerebro.
La dopamina es un neurotransmisor que se libera de las terminaciones de otras neuronas por medio de una señal eléctrica. La dopamina tiene varias funciones entre ellas, controlar el flujo sanguíneo a través del cerebro. La Escasez de dopamina en el cerebro produce una personalidad con falta de iniciativa, indecisa, y rígida que ni siquiera seria capaz de iniciar el propio movimiento de su cuerpo. Dicho de otro modo, la dopamina es quizá la sustancia química de la motivación del cerebro.
En el laboratorio de Richard Ebstein en Jerusalén, se encontró que las personas con genes D4DR “largos” tienen menos capacidad de respuesta a la dopamina, así que necesitan adoptar una actitud mas aventurera para obtener el mismo estímulo de dopamina que obtienen de las cosas sencillas las personas con genes “cortos”. Esta condición les hace buscar y desarrollar personalidades innovadoras. El excitante juego del póker, requiere entre otros aspectos de una personalidad aventurera, resuelta y dispuesta al riesgo; decir jugador de póker consuetudinario, es decir, una personalidad buscadora de excitaciones al límite, que como causa-efecto es retroalimentada dinámicamente.
Del mismo modo, estudios relacionados con el tema han establecido que al parecer el aumento de dopamina en el cerebro, también aumenta la capacidad mental de reconocimiento y lectura de patrones, identificación de figuras y reconocimiento de formas; tales como caras, gestos, posturas y posibilidades de “adivinar” secuencias numéricas 2, 4, 8, 16…, aspectos que guardan relación directa con el hábil y estratégico juego de póker.
Contrario sensu, en experimentos realizados con enfermos de Parkinson a quienes se les inyectó L-dopa (aminoácido precursor inmediato de la dopamina) llegaron a convertirse en jugadores compulsivos, arruinados en el casino, al creerse capaces de reconocer números aleatorios de los juegos, lo cual alerta una actitud de sigilo en su suministro.
De otra parte, la serotonina es también una manifestación química de la personalidad. Si una persona tiene niveles de serotonina inusitadamente altos, probablemente será compulsiva, propensa al orden y a la prudencia. Normalmente las personas que padecen el estado patológico conocido como trastorno obsesivo- compulsivo, pueden aliviar sus síntomas rebajando sus niveles de serotonina.
El Prozac actúa influyendo sobre el sistema de la Serotonina, tal como lo plantean los científicos de Eli Lilly, de los laboratorios farmacéuticos donde se inventó el medicamento, inhibiendo la reabsorción de la serotonina dentro de las neuronas y así aumentando su cantidad en el cerebro. El aumento de serotonina mitiga la ansiedad y la depresión, volviendo optimista a la gente corriente.
Sinembargo, valga la pena señalar que los niveles de serotonina no son innatos ni inflexibles, sino que también, son producto de la condición social; cuanta más alta es la autoestima y categoría social de un individuo, más alto es su nivel de serotonina.
Experimentos con monos revelan que la serotonina es muy abundante en los monos dominantes y más diluida en los monos subordinados. Los niveles de serotonina responden a la percepción que tiene el mono de su propia posición jerárquica. En los seres humanos es posible hacer la misma relación. En este orden de ideas, es deseable para un exitoso jugador de póker, cuidar su salud mental propiciando estados generadores de autoestima, ejecutando en su cotidianidad una práctica de disciplina físico-mental y construyendo una voluntad férrea en la consecución de reconocimiento en valores. Todo ello conllevaría a elevar sus niveles de serotonina, para una condición óptima en el inteligente juego del póker.
Nancy Velasco
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